Coricancha (Recinto de oro) ubicado en la avenida el Sol del Cusco, cerca de la Plaza de Armas. En la parte externa de la hoy convento Santo Domingo, se puede observar un recio muro curvo de piedras pulidas y oscuras que pertenecieron al templo del Coricancha. De su fachada que a la llegada de los españoles estuvieron cubiertas con planchas de oro, nos queda este bello muro como testimonio de la grandeza de este templo inca, la construcción más impresionante y sagrada de todo el imperio incaico, destinada a la adoración del dios inca, el sol, pero reservada sólo a las personalidades de alto rango del imperio.
En el interior del convento, en la parte convertida hoy en Museo, se puede observar otros muros de fina arquitectura inca con ventanas ciegas en donde reposaban ídolos de oro propios y de los pueblos conquistados.
Los españoles ingresaron a la fuerza a este sagrado recinto inca que estaba administrado por el Willaq Humu que era el sacerdote mayor. No se demoraron mucho en saquear todo el oro que cubrían sus paredes de piedras, y la plata y las piedras preciosas que adornaban las entradas. Y sobre las ruinas de este magnífico templo se construyó la actual Iglesia y Convento de Santo Domingo.
Supera nuestra imaginación los relatos de los cronistas al describir la magnificencia del Coricancha (Koricancha), del Inca Garcilaso de la Vega en sus “Comentarios reales de los incas” (Tomo I) extraemos los siguientes fragmentos que resulta impresionante: